1/5/17

Julio Martel... un clavel en el ojal y la humildad en el alma.

La piel del artista se separó del cuerpo... y dejó a la vista a "un hombre"... Sensitivo, humilde, luchador... Amante respetuoso de esa profesión y ese "don que Dios le otorgó"; transitó por el camino de "las luminarias" hasta el momento justo en que él lo creyó necesario... Un día se dio vuelta, cambió de rumbo... y comenzó a vivir en "un anonimato voluntario" sin apartarse de la realidad y de aquellos que tanto lo apreciaron desde siempre...

Julio Martel o Julio Pedro Harispe, según reza su partida de nacimiento, cantó para el gran público hasta que él sintió la necesidad de hacerlo... Sin presiones, sin amenazas, sin insinuaciones... simplemente por "voluntad propia" un día dijo basta y se dedicó a otros menesteres... A partir de ese momento, la gente comenzó a lamentar su ausencia... Dicen, los que bien conocen del tema, que Julio era el único capaz de llenar un recinto con capacidad para cuatro mil o cinco mil personas, sin hacer publicidad… Sólo bastaba que alguien supiese que "el muchacho de Munro" iba a cantar sobre tal o cual escenario y a partir de allí, el delirio, la devoción, las ganas incondicionales de seguirlo hacia donde él fuese…

Su estilo personal se abrochó al gusto popular y logró recibir, en vida, todas las demostraciones de amor, que cualquier artista o cantante desea capitalizar por parte de su público. El "pibe" cantó desde muy chico, tal vez cuando aún ostentaba los pantalones cortos, pero según las investigaciones realizadas y buceando por el interior de su vida su debut profesional se habría realizado el dieciocho de agosto de mil novecientos treinta y nueve en el viejo y desaparecido Cine-Teatro "Magazzine" de Munro...

Según un programa de la época, compartiendo un festival con la típica local "Salmavide" aparece su nombre y apellido real, pero sin la "H"... simplemente como "Arispe" y acompañado por sus guitarristas...

Tiempo después llegó el debut en Radio Fénix, alternando sus actuaciones en clubes, kermeses, cines...En el año mil novecientos cuarenta y uno se convierte por primera vez en vocalista de orquesta, el maestro Juan Giordano lo contrata para cantar con su Típica en las temporadas estívales del Hotel Hurlingham de Mar del PIata, y el resto del año -con toda su fuerza- en los salones del City Hotel de Buenos Aires. Siempre recuerda Julio Martel que su repertorio con Giordano abarcaba todos los ritmos, siendo su interpretación más festejeda "El sombrero", un clásico paso doble...

Llega el año mil novecientos cuarenta y tres... y con él "el pan debajo del brazo"... o mejor dicho, la posibilidad de cantar en un "equipo de primera"... perdón, en una orquesta de primerísima línea... la de Alfredo De Angelis, reemplazando cantores desde el debut de esta orquesta en el año mil novecientos cuarenta en el Dancing Marabú...

El primer tango que grabó con Alfredo De Angelis fue "Qué buena es", tango de Oneca y Ferreiro, también fue el primero de De Angelis... Julio fue aceptado ampliamente en las huestes de esta orquesta y bautizado como Martel, debuta en el palco alto del Café Marzzoto, cantando el tango de Castiñeira y Holgado Barrio, "No creas"... Alberto Príncipe recuerda sobre la discografía de Julio: "Con Alfredo De Angelis, realizó sesenta y tres grabaciones... la última fue en enero de mil novecientos cincuenta y uno... "Tus palabras y la noche" fue la pieza... "Los memoriosos recuerdan que Martel realizó grandes creaciones en la orquesta de Alfredo que no fueron registradas en las placas discográficas, por ejemplo, entre otras: "Qué viejo estoy", "Se lo conté al bandoneón", "Guapo y varón", "Sufre", "Vine a verte" y "Mirándote a los ojos"...

Cada uno de estos temas -y más- fueron "acariciados" por la garganta de Julio en el "Glostora Tango Club", en las emisiones que se podían escuchar por LR1 Radio El Mundo, con un éxito indescriptible... En el año mil novecientos cuarenta y ocho, cantó y estrenó "El ciruja" con una letra totalmente "purificada"; en la misma fecha estrenó y cantó el vals "Pampa y cielo"... pero no lo grabó... Años más tarde y con la orquesta de De Angelis, lo grabó su gran amigo Carlos Dante...

Martel se desvinculó de Alfredo cuando terminaban los bailes de carnaval del año mil novecientos cincuenta y uno, que habían realizado en el Club Gimnasia y Esgrima de La Plata.

En la ocasión, el locutor oficial de la típica, Osvaldo Saludas, presentó al señor Osvaldo Amura, apoderado y representante quien despidió a Martel expresando: "Agradecemos a Julio todo el aporte personal y vocal que ha realizado y que se convirtió en el factor preponderante que logró que la Típica se convirtiese en la más popular y la más vendedora de discos de estos años... En nombre de Alfredo De Angelis, de Carlos Dante y de los músicos, queremos entregarle al cantor y al amigo esta medalla recordatoria..." Julio recibió la medalla con lágrimas en los ojos... y se mostró terriblemente emocionado... Tiempo después, Alfredo le obsequió el equipo amplificador y el micrófono que Julio utilizó en el debut suyo en el Café Marzzoto, para que el cantor lo usara en su etapa de solista...

Cuando a Martel se le pregunta a qué se debe realmente el éxito que ha obtenido esa trilogía De Angelis-Martel-Dante contesta: "Yo creo que es la época en que vivíamos... Era otro Buenos Aires, otra ciudad, otros tiempos. En la década del cuarenta nosotros, más jóvenes, éramos "Nueva Ola"... No existía la televisión y el nexo que teníamos diariamente con el público, era ese maravilloso aparato que se llama radio... Cuando comenzaba el "Glostora Tango Club", a las veinte horas, sentíamos que ingresábamos a cada uno de los hogares de la gente que nos seguía... Era un tema maravilloso, llegábamos a toda la Argentina de norte a sur y de este a oeste... Además cruzábamos las fronteras para instalarnos en los países limítrofes. Te aseguro que cuidábamos hasta el mínimo detalle para que todo salga perfecto... Nos interesaba lo que hacíamos y lo hacíamos desde el alma..."  Mientras que Julio canto con De Angelis, trabajó también en el cine...

En el año mil novecientos cuarenta y ocho, aparece cantando a dúo con Carlos Dante el tema "Pregonera" en el filme "El cantor del pueblo"...

Un año después le otorgan el rol estelar, junto a Graciela Lecube, de "EI Idolo del Tango", donde canta los tangos: "De igual a igual", "Comencé jugando" y "No tiene importancia".

En el año mil novecientos cincuenta y uno y ya como solista, debutó en Santiago de Chile, en "El Rosedal" con descomunal éxito...

Inmediatamente pasó a Viña del Mar, Valparaíso, realizó televisión, radio, bailables, confiterías y… Chile entró en el corazón de Martel y Martel en el del pueblo chileno. Vuelve a la Argentina y celebra un contrato con el viejo Canal 7 de televisión para teatralizar tangos y también le llega un ciclo de audiciones en horario central en Radio Belgrano...

Desde la República Oriental del Uruguay recibe una propuesta (que acepta) para trabajar y grabar con la Orquesta Típica de Puglía-Pedroza en discos Sondor... En el año mil novecientos cincuenta y dos, le ofrecieron colaborar vocalmente junto a Roberto Chanel en la flamante orquesta de Oscar Castagnaro, también típica; actúan en Radio Belgrano, hacen bailes importantísimos pero no llegan a grabar discos...

Al alejarse de Castagnaro, Julio Martel forma su propia orquesta típica con quince músicos dirigida por Américo Podestá, vuelve a realizar bailes y en esta oportunidad graba en el sello Odeón y en el año mil novecientos cincuenta y seis, cuatro temas: "Pobre colombina", "Lechuza", "Por qué no has venido" y "Fueron tres años"...

Con notable éxito realiza un ciclo de audiciones por Radio Argentina durante cinco largos meses y al finalizar ésta, comienza una gira por América... Colombia se convierte en un terreno fértil para el cantante y todo un país lo aplaude de pie. Realiza inmediatamente arreglos con las compañías discográficas, (que se peleaban por contratarlo) y graba temas que ya habían sido éxitos con De Angelis y otros totalmente nuevos,...     

El muchacho tenía frente a sí una carrera promisoria, toda América esperaba que su voz la "acariciase..."

Pero a su regreso ocurre algo inesperado y es el mismo Julio quien lo comenta de esta forma: "Cuando regresé de Colombia ya tenía masticada la idea de abandonar el canto... pero primero quise cumplir con un ciclo de audiciones por Radio Argentina, donde me presentaba los días martes y viernes a las 21 horas, en un auditorio colmado de público... En ese momento le dije a mi madre que iba a largar todo... Recuerdo que tenía diez mil dólares que traje de Colombia, entonces pude comprar una camioneta Ford último modelo y el resto lo invertí en negocios redituables que me permitieron vivir cómodamente hasta el presente... En ese momento diez mil dólares era mucha plata... bueno, ahora tampoco es para despreciar... Te aseguro que me retire de plena conformidad, creí que era el momento justo para decir hasta siempre, para alejarme de ese mundo tan especial donde conocí el halago del triunfo y la popularidad... Aún me quedaba estampa, figura, voz, presencia, como para decir: "me retiro entero"... Y ese público que me estimuló permanentemente en cada lugar que me he presentado, hoy puede escuchar mi voz a través de placas discográficas, sin encontrar defectos, sin decir "está terminado"... Las canciones las grabé en una época donde pude dar lo mejor como intérprete y te aseguro que nunca me arrepentí de la decisión que he tomado como buen vasco que soy dije "no canto más" y no volví a hacerlo...

Igualmente estoy ligado con el ambiente pues la Asociación Argentina de Intérpretes me liquida periódicamente las regalías por la difusión de mis discos con De Angelis o como solista..."

Julio Martel eligió una forma de vida de la cual es responsable absoluto y a la cual hoy sigue aceptando ampliamente... El "hombre del clavel blanco en el ojal" vive con su esposa, y rodeado por sus hijos y nietos en un confortable chalet de Don Torcuato...

Allí, entre la naturaleza viva, su mundo de ayer se dibuja tramo a tramo y a partir de sus redes nace el recuerdo tranquilo de quien trabajó en lo que amó, se retiró con dignidad cuando su corazón se lo dictó y hoy lo rememora con la grandeza que llevan adentro quienes están conformes con ellos mismos...!
 

(Publicado en Los Grandes del Tango-N° 38-Julio de 1991)

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