18/8/16

De Temáticas e Inspiraciones - Roberto Selles

El Barrio

Seguramente, no hay escritor ni hombre de tango que no se haya referido al barrio. Es que está vinculado con sus recuerdos más caros, con sus afectos más íntimos, con sus memorias más secretas. Sí: el barrio tiene mucho que ver con el tango. Por lo menos tienen muchos puntos afectivos en común. El sentimentalismo, la sensiblería, las amistades, los amores...

Como un simple homenaje, los poetas del tango dedicaron, a través de sus obras, un mensaje de evocación al barrio. Algunos de ellos lo individualizaron, lo nombraron y le dieron un marco concreto.

Pero el tema que se trata en esta ocasión no toca ése, sino el barrio idealizado, el barrio no identificado, que sólo existe a través de la imaginación. El género requiere cierto lirismo poético, virtud que no muchos pueden esgrimir. De allí que cualesquiera de los escritores que trata esta compilación deben acreditar méritos suficientes para salir airosos en sus composiciones.

Tal vez la primera nominación del barrio en un tango, haya sido en "Callecita de mi barrio", obra compuesta en 1925 con letra del periodista Enrique P. Maroni y música de Alberto Laporte y Otelo Gasparini. El tema refiere la remanida historia de la muchacha que dejó el suburbio para llegarse al centro. Ella reconoce la influencia y el magnetismo de sus callecitas, como bien lo expresan sus versos. "Hoy que me siento bacana / y ando a golpes con la suerte / he vuelto aquí para verte / cortada mía del arrabal".

La protagonista, que debe volver al sitio donde se desenvuelve, desprende en su mensaje toda su tristeza: "Callecita de mi barrio / para todos siempre amiga / la luz del centro me obliga / a despedirme para mi mal. / pero antes de la partida / y al campanearte serena / me voy llorando la pena / cortada mía del arrabal". Lo estrenó Azucena Maizani, en la revista "Listo el pollo", que se representaba en el teatro "San Martín".

Poco tiempo después, en 1926, nace "Barrio reo". La evocación sentimental de quien contempla su barrio desde la vejez, después de ser golpeado por las vueltas de la vida, se ve claramente observada en la página del por entonces novel cantor Roberto Fugazot, quien le puso música a los versos de Alfredo Navarrine. El tema está dedicado a una zona modesta de Montevideo, el barrio Reus, fundada por un catalán apellidado de tal forma. "Viejo barrio de mi ensueño / el de ranchitos iguales, / como a vos los vendavales, / a mí me azotó el dolor...".

Una sola frase señala con dolor los desencantos del protagonista, que siente la necesidad de referirse al barrio como si fuera su único amor verdadero: "treinta años y mirá... mirá que viejo estoy".

En "Barrio viejo" los versos son de tal lirismo romántico, que más que una queja o una evocación nostálgica es un canto a la alegre recordación, cantada sin dolor ni pesares. "Quiero que sepas que no puedo vivir / lejos de tus calles cubiertas de sol, / porque el esplendor que siempre hay en ti / me hace revivir tu amor...".

Sentimiento, reciedumbre, guapeza y amor -el eterno tema que flota en todas las composiciones- se aúnan en "Melodía de arrabal", donde se le canta al barrio evocativamente. El mismo tema tiene estrecha relación con el filme homónimo, en donde es la estrella Carlos Gardel, a la vez autor de la música. "Barrio plateado por la luna, / rumores de milonga es toda tu fortuna...".

No pueden faltar en el cariñoso recuerdo de la barriada los personajes clásicos de la misma. "Cuna de taitas y cantores, / de broncas y entreveros, / de todos mis amores...".

Y hasta da nombres concretos: Rosa, la milonguita, la rubia Margot y la paica Rita que le dio al protagonista su amor en la primera cita.

El tema, inagotable por cierto, fue refrescado en la década del '40, cuando Vicente Belvedere, juntamente con Francisco García Jiménez, compusieron "Barrio pobre".
 
("Tango - 100 Años de Historia" – Ed. Perfil - Abril de 1992)