11/10/09

Jorge Martín Orcaizaguirre - "Virulazo" (10 Oct 26 + 2 Ago 90)


Estaba en pleno éxito el show "Tango Argentino" en Nueva York. Habitaba un lujoso hotel en la Quinta avenida, y una mañana su vozarrón resonó en los pasillos, estaba enojado: ¡Diganlé a ese viejo maniático que si quiere tango a las diez de la mañana que lo baile él!... ¡Ah! si me quiere ver a mí que venga al teatro...
Aquel viejo, que había asistido al estreno, removió cielo y tierra para que le organizaran una función especial para la mañana siguiente, y la bronca surgió cuando a Virulazo le dijeron que por razones de protocolo, la función especial debía ser ad-honorem. Y agregó a los gritos siempre: ¡Y diganlé que gratis no bailo para nadie! Y así fue, aquel viejo era Henry Kissinger.

Por aquel entonces el bailarín tenía 61 años, 5 hijos y seis nietos.

El apodo Virulazo apareció cuando tenía 18 años y jugaba a las bochas por dinero en el fondo de los almacenes de su ciudad, San Justo (ciudad del suburbio de Buenos Aires). Un viejito italiano lo alentaba permanentemente: Mandale el virulazo, mandale el virulazo, que había adoptado como sinónimo de "bochazo".

Su nombre de nacimiento Jorge Orcaizaguirre, de ascendencia vasca e italiana por parte de madre. Fue criado por sus abuelos porque sus padres se separaron muy pronto.

A mi abuelo le debo todo, él me dio el título más grande que tengo en la vida, el de hombre. Yo lo adoraba.

Los pocos pesos que ganaba mi abuelo en el ferrocarril no alcanzaban, lo ayudé haciendo de todo menos tres cosas: ser alcahuete, rastrero y trepador, los peores defectos que puede tener un hombre. Vendí de todo en la calle, lustré zapatos en las puertas de los quilombos (casas de tolerancia), vendí sandwiches de chorizo, compré pelo en Entre Ríos para traerlo a Buenos Aires y venderlo en las fábricas de pelucas. Después empecé de peón de matadero y terminé como capataz y comprador de hacienda.

El tango me gustaba bailarlo desde los 13 años en los clubes de la zona o del barrio de Mataderos. Una vez me vieron bailarlo el "Negro" Celedonio Flores y el cantor Carlos Acuña y me dijeron: Pibe, vos no podés seguir bailando gratis. Al día siguiente debutaba en el café "La Armonía" de la avenida Corrientes, luego vinieron los cabarets "Chantecler", "Tabarís" y todos los lugares de categoría.

En el año 1952 la empresa de chocolates Aguila organizó un gran concurso nacional de bailarines de tango, participaron 157 parejas y las finales fueron en el auditorio de Radio Splendid. Lo gané. Gracias a eso comenzaron las giras por todo el país hasta llegar la época dura de los años 60 cuando los programas de rock en televisión nos hicieron pasar un hambre terrible, bailábamos por unas monedas. Aguantamos sólo Juan Carlos Copes y yo. La bohemia es linda pero te cagás de hambre.

En los '70 empezamos a salir otra vez, la primera fue una gira acompañando a Hugo Del Carril. A comienzo de los '80 decido abandonar el baile, pero al tiempo me trajeron la idea de "Tango Argentino" y me entusiasmé.

Yo soy profesional solamente porque me pagan. En el fondo sigo siendo amateur, no me ajusto a una coreografía, eso lo hacen los bailarines y yo soy milonguero, uno de los pocos que bailan tango-tango, por eso me llaman de todas partes.

Con lo que gané en las últimas giras me compré tres casas, un camión y dos autos, para mis hijos, ahora salgo algunas veces más, junto unos dólares y ¡chau!, me retiro. Cada gira son cinco o seis meses y para es un sufrimiento, es como estar "encanutado" en Alcatraz. Sufro lo peor que le puede pasar a un hombre, estar solo en la muchedumbre. En Japón me paraba en una esquina y me rodeaban doscientos millones de "ponjas", y no entendía un carajo lo que decían. Entraba en un restaurante, pedía un chorizo y me lo traían con miel, ¡una cosa de locos! Se morfan el pescado crudo como los indios ¡Dejame de joder! Nunca comí tanto pollo y tallarines como en Japón. Hay gente a la que le llamara la atención, pero a mi no. A mí me atrae un buen vino, un asado con los amigos, los jilgueritos que tengo en el fondo de mi casa.

En las giras, cuando no actúo, apolillo, no le doy bola a nadie, me llevo un pilón de libritos policiales y de cowboys y así estoy bien. Me jodían con Venecia ¿Pero qué es Venecia? El cementerio de la Chacarita inundado, y que me perdone la Chacarita. A mi me rompen los que por una cuestión de status o snobismo empiezan a los gritos ¡Ay, que bella es Venecia! Bella es la pampa donde podes ver los árboles, los animales, los colores del pasto en la inmensidad, y no una ciudad que se está hundiendo y que cada vez que pasa una góndola con un tano arriba deja una "baranda" que el Riachuelo, al lado de eso es lavanda Atkinson.

Estoy pesando 128 kilos, pero no me hacen nada; con traje negro, el moño a lo Gardel y una buena pilcha es como que me sacaran ese exceso.

En Broadway durante una actuación, escuchaba una voz que me gritaba: ¡Bien gomina, bien gomina! Resultó ser Nureyev. Se hicieron amigos míos Anthony Quinn y Robert Duvall. Este último, cada vez que viene a la Argentina, se viene aquí a mi casa a comerse un asadito.

A mi esposa Elvira la quiero, la idolatro, si me faltara..., no sé, me tiro bajo el tren.

Yo soy un sentimental, no sirvo para estar solo y menos sin una compañera como ella. Son 28 años de acostarse y levantarse juntos. Pero es más, porque somos amantes desde hace 44 años. Elvira fue mi primera novia, y por esa cosas de la vida no nos casamos. Cada uno hizo su vida y en 1959 yo ya estaba separado de mi primera mujer. Un día yo andaba arriba de un caballo allá por La Tablada y en eso veo pasar un colectivo con Elvira adentro, le hice señas para que bajara, pero nada, entonces fui galopando detrás del colectivo y al final se bajó porque si no la seguía hasta su casa. Conversamos y aquí estamos.


FRASES SUELTAS DE VIRULAZO

Rodolfo Valentino fue un caradura, no sabía bailar.

Tito Lusiardo un buen comediante, pero como bailarín, un adefesio. Pero bueno, estuvo con Gardel, ¿quién lo iba a discutir?

Travolta. Un mariconazo. Lo mismo ese Michel Jackson. Son cosas que no pasan a la historia. Eso no es baile, baile es Fred Astaire y Gene Kelly.

¿Un bailarín de tangos? Petróleo. Lo conocemos algunos, sólo los que vamos a las milongas.

El tango que más me gusta es "Berretín", de Pedro Laurenz. Y en cuanto a letras "El motivo" de Pascual Contursi.

Música nueva argentina no escucho ni loco. Son pibes que están vacíos. En el tango uno siempre va a encontrar algo que refleje su vida. ¿Pero alguna vez a alguno se le cayó la novia en un pozo ciego? Eso dicen en una letra esos pibes. Será que ninguno tendrá historias para contar. A la gente que se levanta a las seis de la mañana para laburar todo el día, no se la empaqueta. A ese gente hay que darles arte como les daba Gardel. A esa gente no pueden conmoverla cuatro guachos que no laburan y fuman marihuana.

En política nunca me metí, pero siempre voto por la democracia. En este país los militares y los curas son un cáncer... Ah, tengo una fantasía, que cuando me muera sea bailando un tango.


(Reportaje del periodista Guillermo Alfieri publicado en el diario "Página 12" de Buenos Aires).

10/10/09

Duendes en el sótano




Cómo imaginar que Eladia y el Polaco de la mano con los Homero y la Negra Sosa se darían cita en El Sótano Teatro para dejarnos pasar una gala maravillosa con Nora Roca y Luis Filipelli, y la guitarra acompañante de Tony Gallo.

Duendes en el sótano, voces íntimas y arrulladoras que regalaron tangos, valses y otras canciones que promovieron los francos ardores del aplauso.

Ellos ahí, en el palco, para una entrega total.

Luis recreó Callejón, Cantor de mi barrio, Viejo smoking, Una tarde cualquiera, Los cosos de al lao, María va y Absurdo (dúos con Nora), Igual que una sombra, En esta tarde gris, la zamba Mujer y Amiga, y otros.

Nora acometió con Nada, Honrar la vida, Gracias a la vida, Como somos, Carritos cartoneros, Vida de artista (lindo tema de Cacho Castaña, dúo con Luis) y una pila más de temas que ahora no tengo en mente.

En el entreacto, recorrida por la casa-museo, un vinito para acompañar a las empanadas (o era al revés?)...

Párrafo aparte para los propietarios de El Sótano Teatro: una casona de Colegiales en la que se presentó el espectáculo. "un lugar under", según lo definió una de sus propietarias. "Lugar de Arte y Comunicación", según reza la tarjeta de presentación.

Y uno metido dentro de esa platea entusiasta mientras que la azotea de los recuerdos guardaba espacio para que desfilen en ramalazos el maestro Volpe, Juanca, Beto, Tino, queridos hermanos de tango que transitan por las calles de Bahía.

Miguel Recuerdo

5/10/09

Evocación de Bahía Blanca

Por Eduardo Giorlandini

Di Sarli está presente en el cariño de los tanguistas bahienses, con gran intensidad afectiva, sin recelos, ni retaceos y supercherías.

Esto último ha sido un producto de la envidia y la mala fe, y por lo cual un antiguo comentarista habló de la bondad cristiana de Carlos Di Sarli, al perdonar el daño y la maldad.

Recordado constantemente en el tiempo por autoridades, por los medios de comunicación y por las asociaciones locales, hoy es una original y generosa organización, conducida por Susana Giandoménico, que, con entusiastas colaboradores, ha instituido la modalidad de realizar bailes, charlas y homenajes.

Tal institución se denomina "Tango en los Barrios", e intenta lo más genuino que pertenece a la historia del género, su reinserción en los ámbitos barriales, para devolverle al tango su solar primigenio, así como en el corazón de Bahía.

En el curso del corriente año lo evocó al cumplirse un siglo de su nacimiento, el 7 de enero. Hoy lo reitera para colocar una placa recordatoria, en esta plazoleta y en esta esquina ya popularizada por tal motivo en nuestra ciudad.

Para que los bahienses asuman la convicción que él Maestro Carlos Di Sarli fue uno de los más grandes de toda la historia del tango, como músico, compositor y director, en la cuna del tango, Buenos Aires, vencidos los sentimientos inconcientes o escondidos, los más serios y responsables historiadores y comentaristas, están asomado a la luz después de las tinieblas que, en cierto sentido desdibujaron u ocultaron lo más relevante de su personalidad artística.

Aníbal Troilo lo reconoció así, en plenitud de talento y de aptitud para captar las emociones del pueblo, de gentes sencillas, de diletantes y melómanos, que se sensibilizan más todavía, se conmueven y se agitan con querencias desde el umbral del espíritu hacia adentro, muy adentro.

Carlos Di Sarli unió la creatividad propia de la circunstancia musical que determinó a no pocos músicos a traducir de ese modo, una afectividad nacida al amparo de las armonías humanas que formaron el amasijo tanguero.

Esto se explica de otro modo, a mayor abundamiento: Angel Gregorio Villoldo expresó un tipo de música de una Argentina y, en particular, dé una Buenos Aires, cuya composición social informaba de cierto grado de dispersión, en sentido sociológico, por causa de los flujos migratorios tan vigorosos exteriorizados con mayor intensidad en la década de 1880.

Carlos Gardel unió los elementos de nuestra sociedad y nuestra cultura: campo y ciudad; y sintetizó la esencia de un ser nacional complejo y variado, por la diversidad de nacionalidades, Juan Carlos Cobián y Carlos Di Sarli incorporaron. elementos de academicismo y de distantes influjos de música clásica, de técnicas y arcanos que enriquecieron a la música ciudadana, por formación y por esa dinámica inherente al ser. empujada por las cosas del espíritu y por los dones de la Providencia.

Muchos otros acompañaron la gesta. Así, el tango de su tiempo se transformó de modo rico y grandioso. Sumó para su entorno la experienca de la historia de de la música, de modo completo, universal, identificando el tango hecho a cancha y cielo abierto, que, por designio y destino providencial, abrevó en lo sones y los rincones de la música de todos los tiempos y laitudes, como resultante cultural, artístico-literaria y coreográfica.

Tal es mi concepto, para no reiterar lo ya conocido.

Y digo también que Carlos Di Sarli, al mismo tiempo, se engarzó en la corriente del nacionalismo musical, el que, preservando la esencia del ser argentino, levantándose en mito bahiense , sin desdeñar el universalismo musical ni tampoco las querencias nacidas bajo la advocación del amor que palpita en los corazones de este rinconcito austral de la República.

El clavel que podemos exhibir en nuestra esencia inmortal se denomina Bahía Blanca.

El poeta, en este caso Iván Diez, expresó mejor el nexo y la hermandad de Carlos Di Sarli con el tango:

"Che, tango, usted ¿quién es?
Sinceramente, respóndame, amigazo que lo escucho.
Y el tango despidiéndose del pucho,
contestó, más o menos lo siguiente;
Soy abrigo y soy pan, medalla o grito,
regalo sal de lágrimas o alegro;
soy caña de emoción, tabaco negro
y de mozas de ley, el espejito.
¿Tiene hermanos y amigos en la barra?
Me invitan, dijo el tango a toda farra
y sé que más de un hombre que es sincero,
pero digo, creyéndolo oportuno,
que hermano verdadero, tengo uno
y es Carlitos Di Sarli, compañero."
(Poema Tango)

Aunque inmarcesiblemente sea siempre tango el tango, cada uno con su marca. Di Sarli, además de lo expuesto, con su romanticismo y el carácter milonguero, su sencillismo desbrozador de variaciones y firuletes, el pianismo llegador y el temperamento fuerte en la interpretación, también elemento-cardinal del tango. No pocos elementos, afianzados en la música clásica están presentes en ella, se trate del sentido espiritual, de las melodías propias y ajenas, el fraseo y el rubato, el ligado y el stacato, la armonía y el contrapunto, por no mencionar otros de los tecnicismos definidos por los musicólogos sobre la base de la creatividad del músico.

Dicho de otro modo, un tango comme il faut, de academia y sentimientos raigales.

Osvaldo Berlinghieri – "Nombre y Apellido del Buen Tango"

Lo encontramos en la actualidad trabajando incansablemente como si estuviera a punto de ser llamado por Troilo, o debutar junto al Pola­co Goyeneche y su nueva orquesta. Pero la realidad nos muestra que aquellos años indefectiblemente han pasado y aunque Troilo y el Polaco no están, Osvaldo Berling­hieri -historia viva del tango-, si­gue en la brecha, motivo por el cual los oyentes del buen tango esta­mos de para bien.

Si bien es cierto que la nó­mina de importantes pia­nistas es nutrida (Orlan­do Goñi, Osmar Maderna, Fulvio Salamanca, José Basso, Orlando Tripodi, Jaime Gosis, Dante Amica­relli, Osvaldo Manzi, etc.) hay algunos que por su condi­ción de creadores sobresalen, tal el caso de Francisco de Caro, Osvaldo Pugliese, Ho­racio Salgán y Carlos Di Sarli; junto a estos apellidos ilustres se ubica cerrando ese quinteto de grandes pianistas, virtuosos por ideas y por técni­ca -cada uno en su estilo-, el de Osvaldo Berlinghieri. Como cada uno de los nombrados, Os­valdo reúne las facetas de com­positor, arreglador, director y avezado ejecutante que impri­mió en cada agrupación en la que estuvo su "estilo", tempe­ramento y firmeza que aflora en cada versión, algunas nota­bles que luego detallaré; fre­cuentes improvisaciones, ma­gistrales solos y contundente capacidad conductora que "le­vanta" a la orquesta en los mo­mentos adecuados, hablan de un exquisito y sobrio músico. Las influencias jazzísticas lo llevan a probar variadas armo­nías que enriquecen el arreglo rellenando la melodía, de ten­dencia vigorosa y con cierta li­gereza en ambas manos, sin dudas el calificativo adecuado es el de virtuoso.

Su trayectoria profesional comienza en 1945, pero se lo ubica en la generación de mú­sicos surgidos en 1950 y conso­lidados en la década siguiente. Por este motivo -como casi to­dos sus pares-, capta las ten­dencias Piazzollianas que lo in­ducen a probar un tango no tan tradicional, aunque también lleva sobre sus espaldas doce años de Troilo, y claro que no es poco. Entonces nos encon­tramos con un músico que pre­senta dos vertientes, junto al bandoneo­nista Er­nesto Baf­fa y su trío recrean un estilo Troi­leano; y con su propia formación el tango mo­derno o apiazzollado. Yo por gusto per­sonal me quedo con el primero.

Su tránsito por el tango lo ubica en la orquesta del cantor Héctor Mauré y luego por es­pacio de dos años en la agrupa­ción del bandoneonista Do­mingo Federico, quien for­maba su orquesta al desvincu­larse de Miguel Caló. Más tarde trabajaría con el maestro Francisco Rotundo, también por un corto período, y en las orquestas de Roberto Caló, Joaquín Do Reyes y Edgar­do Donato. Ya fogueado junto a los mencionados directores, Osvaldo emprende una serie de actuaciones en el exterior que comprenden presentaciones en Centroamérica y el Pacífico junto al cantor Raúl lriarte. También ha trabajado en Ara­bia con Armando Caló y en Bolivia con Dante Leone. Es­tando en este país recibe el lla­mado de Aníbal Troilo para incorporarse a su orquesta, ya que Osvaldo Manzi debía cumplir otros compromisos co­mo el de reemplazar a Osval­do Pugliese. De regreso a Buenos Aires lo espera Troilo y su orquesta que queda forma­da con los siguientes músicos: Troilo, Mattio, Marino, Tell y García en los bandoneones; Díaz, Votti, Alzina, Cavalla­ro en violines; Gianna en vio­la; Fanelli en cello y Kicho Díaz en contrabajo. Al año si­guiente se incorpora Ernesto Baffa y los cantores eran Cár­denas y Goyeneche.

En párrafos anteriores men­cionaba las versiones que lle­van el sello de Osvaldo Ber­linghieri: con Pichuco se desta­can "Lo que vendrá", "La flor de la canela", "Inspira­ción", "La Cumparsita" y entre muchas otras -ciento on­ce en total-, "Responso". Inte­gró también el Cuarteto de Troilo y de allí surgen dos obras bellísimas y antológicas: "Pablo" y "Sobre el pucho". Corría 1968 y debido al poco trabajo que por esa época rei­naba para las orquestas, Os­valdo emprende junto al ban­doneonista Alberto García y el contrabajista Alcides Ros­si, un trío que bautizan como Los Modernos. Se unen al cantor Roberto Goyeneche y graban algunos tangos como "Tamar", "Contramarca" y "Torbellino". Siempre en la modalidad de Trío comparte el rubro -hasta hoy- con Ernesto Baffa y se suma el virtuoso contrabajo de Fernando Ca­barcos. Una época extraordi­naria en donde surgen recrea­ciones de inmortales tangos: "Mala junta", "Responso", "La Tablada" y "La puñala­da" entre los netamente ins­trumentales; y junto al Polaco graban: "Sobre el pucho", "Romance de barrio" y "Desencuentro".

El trío se convertiría en or­questa para grabar en RCA Víctor y más tarde forma­ría otro binomio importan­te junto a Leopoldo Fede­rico, siempre con el bajo de Cabarcos. Volvería a la prime­ra fórmula con Baffa/Cabarcos y también, para acompañar a diversos cantores como Carlos Paiva, Roberto Rufino y Ro­berto Goyeneche, se amplia­ría en orquesta típica, Vale destacar la versión del tango "Solo se quiere una vez" de Claudio Frollo y Carlos V. G. Flores, sobre arreglos de Ber­linghieri que grabaran con Ru­fino, realmente de antología.

Estos son los lineamientos generales de su trayectoria en la que también cuentan sus ya clásicas presentaciones junto a la señora Nati Mistral, una colaboración especial en dos grabaciones con Mercedes Sosa en los tangos "Los mareados" y "Vuelvo al sur" en 1995 y un disco junto al Polaco Goyeneche realizado en 1980 para la RCA Víctor con arre­glos propios donde sobresalen las versiones de "Papá Balta­zar", "Nunca tuvo novio" y "Milonguita". Últimamente ha grabado en Melopea Discos acompañando a Beatriz Suá­rez Paz y colaboró en el traba­jo de Ernesto Baffa estrenando el tango que les pertenece titu­lado "Yunta Eterna".

Sin dudas es uno de los va­lores fundamentales del tango y es una suerte poderlo disfru­tar todas las noches en el local más tradicional del barrio de San Telmo creado por otro "grande", Edmundo Rivero; me refiero al legendario "Viejo Almacén" en Balcarce e Inde­pendencia en la Capital Fede­ral.

Hernán Volpe
(Revista "Club de Tango", N° 41, Marzo-Abril 2000)

Cumpleaños 80 de Julio Martel

El día 8 de Agosto de 2003 y bajo el auspicio de la Intendencia Municipal de Vicente López se realizo el agasajo a Julio Martel con motivo de cumplir 80 años. Tuvo lugar en el Club Unión de Munro y se estimó una concurrencia de más de 2700 vecinos y admiradores de Julio.
Asistieron invitados el actor José María Langlais, el humorista Juan Carlos Mesa, el locutor Anselmo Marini, el conductor de "Los Signos del Tango" Claudio Morandi y, entre otros, un servidor por "Signos FM". Actuaron Argentino Luna, Aníbal Jaule y el quinteto de Tito Ferrari, pianista director y vecino de Munro.
He aquí 3 audios que podrán escuchar y bajar, si lo desean:
Palabras de Julio Martel
Palabras del Intendente de Vicente López Dn Enrique García
Palabras de Anselmo Marini

Miguel Recuerdo

Sobre la muerte de Julio Martel

Amigos:
Les dejo aquí algunos vínculos de Sitios que se hicieron eco de la infausta noticia:
http://www2.lavoz.com.ar/09/02/19/secciones/espectaculos/nota.asp?nota_id=491449
http://www2.lavoz.com.ar/09/02/19/secciones/espectaculos/nota.asp?nota_id=491449
http://www.clarin.com/diario/2009/02/20/espectaculos/c-00909.htm
http://www.diariodecuyo.com.ar/home/new_noticia.php?noticia_id=328730
http://www.elcomercioonline.com.ar/articulos/50026283-Fallecio-Julio-Martel-Vecino-Ilustre-de-Vicente-Lopez-y-reconocida-figura-del-tango.html/
http://criticadigital.com/impresa/index.php?secc=nota&nid=20240
http://www.lacapital.com.ar/ed_impresa/2009/2/edicion_122/contenidos/noticia_5395.html